¡Hagamos un docudrama!, propuso a su familia el finlandés que soñaba desde niño con ser proyectado en el museo de arte contemporáneo de Castilla y León. Lo más trabajoso fue decidirse por la trama argumental, unmescomiendodemacdonalds y 21díasviviendocomoindigentes ya estaban cogidos. A propuesta de la hija pequeña sopesaron la posibilidad de hacer un docudrama sobre la vida de los Panero pero no podían costearse el viaje a Astorga debido al elevado precio del combustible. La idea que convenció a todos fue la de la madre: ¡hagamos un docudrama sobre la vida sin petróleo ni derivados! La ocurrencia fue recibida con aplausos y gritos de entusiasmo. A partir de esa noche tendrían que ir a la bolera y a pescar salmón en el coche de san Fernando, con zapatillas de esparto y mascando tabaco en vez de pastillas de regaliz.
La vida sin petróleo era maravillosa. La abuela lo grabó todo en video durante un mes. Un vecino polaco les ayudó a montar la película y poner algo de música para remarcar los pasajes más emocionantes. Tuvieron que hacer frente a muchas presiones de las compañías petroleras a la hora de intentar vender la película en festivales internacionales pero al final lograron distribución por todos los museos de arte contemporáneo de Castilla y León y las gasolineras de Albacete.

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